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Parent Category: Budismo Indien
Category: Textos de Nagaruna en español
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Un comentario a la Gota de Alimento para el Pueblo; de Nagarjuna.

 

No hables innecesariamente de las faltas de otros,

Porque si comienzas a hablar de las faltas de otros,

Como resultado, muy pronto comenzarán a hablar de las tuyas.

Como en el caso de la mujer tonta, y el zorro. (3)

Hace mucho tiempo, en el Este de India, había una mujer casada que había concertado una cita con otro hombre. Cuando ella iba a reunirse con él, fue atacada por maleantes que le cogieron todas sus joyas y sus ropas, y la dejaron desnuda.

No teniendo ningún lugar a donde ir para cubrir sus vergüenzas, ella se arrastró dentro de una pila de hojas que habían caído de un árbol de dal que crecía en la orilla del lago.

Justo en ese momento, un zorro vino con un trozo de carne en su boca. Viendo como un pez saltaba en las olas, arrojó la carne y saltó al agua tras el pez, pero el pez desapareció. En ese momento, un cuervo se dejó caer, cogió la carne, y se elevó hacia el cielo. Cuando volvió el zorro, y se encontró con las manos vacías, la mujer desdeñosamente dijo:

¡Intentaste coger el pez, y has tirado la carne! ¡Tu pez está ahora en el fondo del mar! ¡La comida que dejaste está ahora en el cielo! ¿A qué estas mirando, moviendo tus orejas?

El zorro contestó:

¡A ti, a una tonta, a una mujer desvergonzada! Que abandonó a su buen marido por el hombre del momento; a quien sus joyas y su ropa le fueron robadas por los ladrones; y que tiene que cubrir su cuerpo desnudo con hojas.

Moraleja: Porque es cierto que lo que digas de otros volverá a ti, ten cuidado de no atacar a la gente con palabras venenosas.

 

En general, no te alabes.

El hombre que se alaba habitualmente,

Es normalmente de poca importancia, y de pensamientos muy pobres.

Como el Kalandaka que se jactaba, y fue llevado por los aires. (4)

Había una vez un muchacho Brahmín, de nombre Kalandaka, que aprendió el arte de pulir joyas. Arrogante porque había dominado este negocio, rehusó estudiar cualquier otra cosa. Los otros chicos brahmines estudiaron muchas ciencias y artes, y eventualmente llegaron a posiciones de poder e influencia.

Kalandaka también es el nombre de un pájaro. La historia es como sigue:

Una vez, un hombre anciano colocó una trampa para pájaros, y cogió muchos; incluyendo un pájaro Kalandaka. Cuando la red se cerró sobre él, estaba aterrorizado, e intentó abrirse paso hacia afuera con su pico. Cuando los otros pájaros, presas del pánico, se esforzaron en revolotear, el fue presionado contra los lados de la trampa, fue pisado, y herido.

Cuando el anciano vino a coger los pájaros, el Kalandaka era tan pequeño que lo desechó, y lo barrió junto con las deposiciones de los pájaros, tirándolo en la pila del estiércol. Tres días más tarde, un hombre vino y arrojó en la pila cenizas calientes; entonces un gallo vino y escarbó en las cenizas, y el Kalandaka le dijo:

¡Oh, tú que estás adornado con pies como joyas de turquesa, con la hermosa cola, y con una capa de seda de rojo y oro; tú que eres supremo en sabiduría, me gustas!”

Esto agradó al gallo, quien desenterró al pájaro, y este marchó volando.

Entonces el pajarito se volvió arrogante pensando que este verso lo había librado de la pila del estiércol. Una golondrina se posó, y dijo: “Esas habilidades tuyas: el haber estado tirado exhausto en un montón de estiércol durante tres días, siendo empujado con un rastrillo de afilados dientes, habiendo sido cogido en una red para pájaros, y capturado en una trampa, y estrujado; habiendo sido rotos y magullados tus oídos- no son muy relevantes. Puesto que eres incapaz de hacer nada mejor que esto, ¿Por qué no vas, y haces tu hogar en el viejo nido que yo he abandonado? Yo estoy construyendo otro nido nuevo.”

El pajarito voló entonces a un espino, y dijo: “¿Cómo puede la oscilación del alto pino compararse con el gentil balanceo de este espino? ¿Cómo puede compararse el aletear del águila a mi movimiento y vuelo? Yo no recuerdo haber estado en una red, o en un montón de estiércol, o haber estado magullado o herido. Mañana yo haré un nido de tu viejo nido, y el nuevo que tú estás construyendo ahora te lo quitaré, y se lo daré a mi hijo.”

Como el pajarito estaba hablando estas tonterías, un halcón se dejó caer, lo cogió, y marchó con él.

Moraleja: No presumas de tus escasas habilidades; ni insultes, ni hieras a otros.

 

Nunca confíes en alguien poco honrado, en un mal amigo.

Si lo haces, sus faltas te harán daño.

Lo mismo que los piojos en las ropas del yogui

Fueron destruidos a causa de la repugnante pulga. (5)

Una vez, siete piojos vivían en el hábito de un gran yogui, e interrumpían sus meditaciones al estar picándolo continuamente. El yogui les dijo: “Durante mi meditación, no me piquéis. No pongo objeción a que lo hagáis en cualquier otro momento, y así no os destruiré.”

Una pulga apareció, y les dijo a los piojos: “Amigos, aquí tenéis una buena vida. Creo que me uniré a vosotros.” Los piojos estuvieron de acuerdo, pero le dijeron que no picara al yogui durante su meditación, ya que ellos y el yogui tenían un acuerdo.

La pulga dijo: “Puede que vosotros tengáis un acuerdo, pero yo no.” Y picó al Yogui mientras este estaba meditando. El yogui, pensando que los piojos habían quebrantado su palabra, interrumpió su meditación, y se quitó el hábito. La pulga salió corriendo rápidamente, y cuando los piojos intentaron explicar lo que había sucedido, el yogui rehusó creerlos. Llegó a enfadarse, y los arrojó al suelo.

Moraleja: Si tienes amistad con un mal hombre, el problema es inevitable.

 

No hagas sugerencias a una persona de carácter malvado.

Tus intenciones pueden ser buenas, pero habrá problemas.

De la misma forma que hace ya mucho tiempo,

Un mono malhumorado destruyó el nido del pequeño pájaro Kalandaka.

Una vez, un pajarito construyó su nido en un árbol en el que también dormía un mono. Una noche cayó una lluvia terrible, y cuando el pájaro vio al mono calado y tiritando de frío, le dijo: “Amigo, tus manos son capaces, tu posees una gran fuerza, y eres inteligente. ¿Por qué no construyes un nido cómodo y caliente?” El mono, pensando que el pájaro estaba presumiendo de su nido, se encolerizó, y rugió: “¿Te gusta venir a insultarme?” Y tiró abajo el nido, destruyéndolo.

Moraleja: No hagas sugerencias a un mal amigo.

 

Siempre que hables con otras personas,

Pesa y considera cada una de tus palabras.

Si tú parloteas todo tipo de tonterías,

Es como el desvarío de un loco.(8)

Cierto mercader, una vez se dirigía andando hacia el mercado. Cuando él llegó a un paso de montaña, encontró a un loco, y le preguntó si había algún tipo de peligro a lo largo del camino. El loco dijo: “Al otro lado de la montaña-tres aguas, un fuego, que hacen cuatro. Trescientas lanzas, un arco, que hacen cuatro. Dondequiera que vas, el enemigo vendrá.”

Esto aterrorizó al hombre, que volvió para su casa sin cumplir su propósito.

Moraleja: Nadie necesita de palabras estúpidas, así que corta con ellas, y no confundas a la gente.

 

Nunca pronuncies palabras sin haberlas pensado antes, o hables de forma vacía.

Piensa lo que estás diciendo, y no mientas.

El decir cosas sin sentido te dañará a ti, y a los demás,

Como cuando el loro, presa del pánico, mintió. (9)

El Rey Caña de Azúcar una vez estaba cazando en el bosque, y cogió a un loro que podía hablar. El loro le dijo: “Su Majestad, este no es el momento para que usted esté cazando. El Príncipe de Malaya está de camino hacia aquí, e intenta matar a tus esposas e hijos, y arruinarte.” Esto aterrorizó al rey; mató al loro, y reunió a su ejército marchando contra Malaya; y mataron a mucha gente inocente. Cuando volvió a su propia tierra, y vio que no había sucedido nada, se arrepintió profundamente de lo que había hecho, y supo que el loro, en su pánico, había mentido.

Moraleja: Corta con las mentiras innecesarias, ya que pueden hacer daño a otros.

 

No engañes a otros para tu ganancia,

Cuando comiences a engañas a otros con tremendas mentiras,

Todo el mundo sabrá que eres un mentiroso.

Como en la historia del gato que se moría de hambre. (10)

Había una vez un gato que tenía la costumbre de robar a un monje. Un día, cuando el gato cogió el rosario del monje y corría, el monje le dio caza; y justo cuando el gato saltaba dentro de su agujero, el monje lo cogió por el rabo, y tiró de él hacia afuera.

Como consecuencia, el gato llegó a ponerse enfermo y comenzó a perder peso; y empezó a pensar en tretas para conseguir comida. Se colgó el rosario alrededor de su cuello, y tranquilamente fijó su residencia en un valle. Cuando lo vio un ratón, y salió corriendo, el gato lo llamó diciendo: “Hijo, no tengas miedo. Yo soy un gato monje que ha tomado sus votos, y que nunca mata, ni comete faltas. Lo mismo que yo, tu deberías de practicar el Dharma.”

El ratón contó esto a los demás ratones, quienes lo creyeron; y todos ellos se reunieron juntos ante el gato para escuchar el Dharma que estaba siendo enseñado. El gato les dijo: “Después de que hayáis oído mi sermón, alinearos en una sola fila para honrar al maestro, y entonces en una sola fila volved a vuestros agujeros.”

Entonces el gato cogía al último ratón, y lo comía. Como los ratones disminuían en número, comenzaron a tener dudas, y a preguntarse unos a otros. El cabecilla de los ratones, de nombre “Beneficio Propio”, sugirió examinar las deposiciones del gato. Cuando se hizo esto, se encontró que había pelo y huesos, y supieron que habían sido engañados. Cuando se volvieron a reunir para oír el Dharma, preguntaron: “Gran Maestro, ¿Qué comes?” El gato respondió: “Solo comida vegetariana, hojas secas y hierbas.”

Entonces Beneficio Propio reunió a los ratones, y les dijo: “Obtened una pequeña campanilla y un trozo de cordel de alguna casa humana. Ataremos la campanilla en torno al cuello del gato, y después de que oigamos el Dharma, oiremos la campanilla sonar.”

Entonces los ratones, reunidos una vez más, le dijeron al gato: “Maestro, quisiéramos mostrar nuestro aprecio, y te hemos traído un adorno.” Y ataron la campanilla alrededor del cuello del gato. Alertados, los ratones fueron capaces de escapar de los ataques del gato, y volvieron a sus agujeros a salvo. El gato dijo: “Las cosas han cambiado a peor por no haber cubierto mis deposiciones.” Y por eso es por lo que los gatos tapan sus excrementos.

Moraleja: No mientas, ni engañes a otros.

 

No actúes con innecesaria astucia o engaño.

Cuando uno sigue el sendero de la falsedad y de la hipocresía,

Nadie confiará en él, o le tomará seriamente.

Como en la historia de la esposa del Brahmín Nyaya. (11)

En India una vez vivió un Brahmín de cuyos labios caían perlas siempre que reía. Se casó con la hija de un rey, y con ella tuvo un hijo de nombre Kumara. Un día su esposa le dijo: “Yo no tocaré a ningún hombre, más que a ti y a mi hijo.” Algún tiempo después, el Brahmín encontró a su esposa acostada con otro hombre. El Brahmín, disgustado, la abandonó, y se marchó a otro lugar.

En cierta ocasión, cierto rey quiso ver caer las perlas de los labios del Brahmín, y le ordenó que apareciera ante él. Cuando se dirigía a la corte del rey, vio a un loro extrayendo agua con las plumas de sus alas, y bebiéndola. Cuando preguntó porqué estaba haciendo eso, el loro dijo: “Yo hago esto para evitar matar a los insectos que pudieran estar en el agua.” El loro voló hacia una espesura, y el Brahmín estaba deleitado viéndolo coger el rosario, y comenzar a orar; pero entonces vio que cazaba una mosca, y que se la comía.

Siguiendo el camino, llegó a un pueblo donde un cabeza de familia había invitado a un monje a comer. El Brahmín se dio cuenta de que había una pequeña moneda de oro tirada cerca del monje; y que el monje cogió un pedazo de cera de un panal de abejas, la pego a su bastón, y cuando nadie estaba mirando cogió la moneda de oro, y se la quedó. Cuando se iba a marchar, se quitó un hilo de seda que se había pegado a su hábito, y se lo dio al cabeza de familia diciendo: “Este hilo procede de su silla, y se ha pegado a mi hábito. No quisiera cometer la falta de coger lo que no me ha sido dado.”

Cuando el Brahmín llegó al palacio del rey, le fueron mostrados para él diversos juegos, deportes, y entretenimientos; pero viendo el engaño, fue incapaz de reír. Esa noche, el fue enviado a dormir a la casa del vaquero del rey. A medianoche la esposa del rey vino, y el vaquero muy enfadado le gritó: “¿Por qué no viniste primero? ¡Ahora has arruinado mi sueño!” Y entonces, cogiendo un garrote, la comenzó a golpear. La reina dijo: “Tu enfado está justificado” Y se acostaron juntos.

A la mañana siguiente el Brahmín fue llevado a la corte del rey, donde ya habían empezado los juegos. Cuando el rey le lanzó un anillo de oro a su esposa, y la golpeó en la cara, ella exclamó: “¡Ay!”, y comenzó a llorar como si estuviera malherida. Entonces al Brahmín le vino el pensamiento de que todas las mujeres eran como su esposa. Rompió a reír, y las perlas cayeron de sus labios. Viendo esto, el rey dijo: “¿Qué es esto? Cuando te mostramos los deportes, los juegos, y los entretenimientos, tú ni tan siquiera sonreíste, ¡Y ahora de repente rompes a reír! “

El Brahmín dijo: “Mi esposa que me engañó; un loro rezador que colaba el agua que bebía, y entonces cogía moscas y las comía; un santo monje que era muy cuidadoso a la hora de devolver un hilo, pero que robó oro; una mujer que dijo “bueno” cuando era golpeada con un garrote, pero que se queja cuando la golpea un anillo de oro; esto es demasiado.” Y se carcajeaba de forma tal, que las perlas caían de sus labios.

El rey preguntó: “¿Cuál es el significado de todo esto?” A lo que el Brahmín dijo: “Si prometes no castigarme, te lo diré.” Cuando el rey hubo hecho su promesa, el Brahmín lo explicó todo detalladamente, y de repente el Brahmín y el rey vieron lo fútil de la ronda de nacimientos y muertes, llegaron a estar cansados de ello, entraron en la Sangha, se retiraron a un lugar solitario, y dedicaron sus vidas a la meditación.

Moraleja: Practica la hipocresía y el engaño si quieres, pero existen aquellos que pueden ver a través de ello. Por lo tanto, se honesto.

 

Nunca sigas el consejo de un amigo falso y egoísta.

Si tú haces lo que astutamente los malos amigos te dicen,

Alguna vez te verás malamente engañado.

Como cuando el mono engañó a la tortuga.

Un día, una tortuga trepó a una montaña y encontró un mono. El mono la llevó a su cueva, la alimentó con diversos tipos de fruta, y permaneció allí durante unos cuantos días disfrutando. Cuando volvió a su casa, en las aguas, su esposa le preguntó dónde había estado. La tortuga le explicó que había sido el invitado del mono, y entonces la esposa pensó: “¡Ah! Este tiene una amante.” Y pretendió estar enferma.

Cuando ella gemía y se quejaba, él le preguntó qué era lo que le sucedía, y si podía hacer algo por ella; y la esposa dijo: “Estoy muriendo. Pero si pudiera comer el corazón de un mono, me pondría bien.” La tortuga le dijo que encontraría uno para ella; y nadó de vuelta hacia su amigo el mono; y le dijo: “Ahora ven tu a mi casa, me gustaría devolverte tu hospitalidad.” Cuando el mono protestó diciendo que él no podía nadar, la tortuga le dijo: “Los verdaderos amigos deberían de visitarse unos a otros con frecuencia. Agárrate a mi espalda, y te transportaré hasta mi casa.”

El mono hizo eso, y pronto llegaron a la casa de la tortuga. Entonces la tortuga dijo: “Mi esposa está mortalmente enferma, y solo un corazón de mono puede salvarla. Tienes que extraer tu corazón, y dárselo a ella.” El mono dijo: “¡Oh, querido! Has cometido un error. ¿Por qué no me dijiste esto antes? Nosotros los monos guardamos nuestros corazones en lo alto de un pino. Ahora tendremos que volver.”

La tortuga creyó esto, y puso otra vez al mono sobre su espalda, y lo volvió a transportar a través del agua. Cuando llegaron a la montaña, el mono apunto a un árbol muy alto, y dijo: “Está allí arriba. Tu espera aquí, que yo treparé, lo cogeré, y te lo lanzaré abajo.” Entonces el trepó al árbol, cagó tres veces en su mano, y gritó hacia abajo: “Abre tu boca, que ahí va.” Y cuando la tortuga cogió las cagadas del mono, este saltó hacia otro árbol.

Mortalmente ofendida, la tortuga se dirigió a la cueva del mono, entró, y espero allí su regreso. Al anochecer el mono llegó ante la entrada de su cueva, y pensando que la tortuga podría estar allí esperándolo, gritó: “¡Anciana de la cueva!”, y se marchó. A la mañana siguiente, y al anochecer, hizo lo mismo, pero la tortuga permaneció en silencio, esperando. Al día siguiente, cuando el mono llegó y llamó, la tortuga pensó: “Evidentemente, aquí debiera de haber alguien que responda.” Y gritó: “Hey”

Entonces el mono dijo:

Sabio es el hombre que investiga antes de actuar,

Y es un estúpido el hombre que se queja del pasado o del futuro.

Puesto que el que salga un sonido de la cueva es una mala señal,

El permanecer aquí es peligroso. Mejor irse.”

Y se marchó para otro sitio.

 

Moraleja: Nunca sigas el consejo de un mal amigo, actúa con cautela, y vigílate a ti mismo en todo.

 

Nunca creas las palabras dulces y arteras.

Si lo haces, seguramente serás engañado.

Como cuando Indra, el Jefe de los Dioses,

Engañó a los Asuras tan malamente. (13)

En los tiempos antiguos, los Dioses y los Asuras agitaban el gran océano utilizando el Monte Meru como un palo y a los dos reyes nagas como cuerdas. Cuando apareció la primera ciudad de cristal de fuego, ellos establecieron al rey del Sol, y le ordenaron que iluminara los cuatro continentes. Ellos siguieron agitando, y cuando apareció la ciudad de cristal de agua, establecieron al rey de la Luna. Como ellos siguieron agitando, apareció un vaso de veneno, y los seres bebieron de él. Entonces apareció un vaso de vino, y los Asuras lo robaron. Pero cuando apareció un vaso de ambrosía, y fue robado también por los Asuras, Indra llegó a enfadarse, y transformándose en una bella muchacha, se dirigió a donde los Asuras estaban repartiendo entre ellos; y les dijo: “Vosotros no estáis repartiendo de acuerdo a la costumbre existente en el mundo.” Cuando los Asuras preguntaron cuál era la costumbre en el mundo, Indra les dijo: “En el mundo, cuando los hombres buscan y encuentran algo, es la mujer la que hace el reparto.”

Dado que la muchacha era extremadamente hermosa, los Asuras le dieron a ella la ambrosía para que la repartiera, y ella les dijo: “Antes de probar una ambrosía de este tipo, tenéis que bañaros y purificaros.” Los Asuras estuvieron de acuerdo, y mientras se estaban bañando, la doncella cogió la ambrosía y escapó a la Tierra de los Dioses. Sabiendo que los Asuras irían a recuperarla, Indra dispuso como guardianes al Sol y a la Luna, y les ordenó que si venían, golpearan a los Asuras con una ardiente rueda de cuchillos.

Rahu, el Jefe de los Asuras, decidió recuperar la ambrosía, y cambiando su apariencia por la de un dios, llegó y se sentó en uno de los asientos de los dioses. Cuando la ambrosía estaba siendo distribuida, y justo cuando Rahu iba a cogerla, el Sol y la Luna lo reconocieron tras su disfraz, e hicieron señas indicando que ese era Rahu. Los Yakshas lo golpearon con la rueda, y su cabeza se partió en nueve pedazos, pero como ya había bebido algo de la ambrosía, el ya había llegado a hacerse inmortal, y entonces le crecieron nueve cabezas. En venganza, Rahu lanzó una maldición al Sol y a la Luna, diciendo: “Tú Sol, porque me envidiaste la ambrosía cuando yo la tuve, que pueda la gente temerte y protegerse de ti. Tu, Luna, sufrirás el ser eclipsada cada año.”

Cuando el Sol y la Luna oyeron esto, hicieron la siguiente oración de aspiración:

Que en ese tiempo, pueda la virtud de aquellos que han creado virtud aumentar cien mil veces más, y que puedan realizarse sus deseos. Que por ese poder podamos nosotros liberarnos del sufrimiento.”

Cuando la cabeza de Rahu fue rota, donde había fluido la sangre brotó un ajo, y donde se había derramado la ambrosía brotó un arura1. Se ha dicho que cuando el Sol y la Luna son eclipsados, los actos virtuosos que uno realiza se ven incrementados, y los deseos llegan a realizarse.

Moraleja: No creas las palabras de una persona falsa, y no envidies los bienes de otras personas.

 

Cuando una mala persona te habla, mantente en guardia.

Si aceptas lo que te está diciendo,

Con toda certeza tendrás problemas.

Como cuando el halcón enfadado engañó al zorro. (14)

Una vez un halcón y un zorro vivían juntos en amistad. Una vez, cuando el halcón se marchó en búsqueda de comida, el zorro se comió a uno de los polluelos; y a partir de entonces se comía uno cada día hasta que se acabaron. Aunque el halcón sabía lo que había sucedido, se sentía impotente, y simplemente alimentaba el rencor.

Un día, mientras sobrevolaba un barranco, el halcón vio una trampa en la que había

sido colocado un pedazo de carne. Ella volvió a donde estaba el zorro, y le dijo: “He encontrado un poco de buena comida en un sitio, vayamos a cogerla.” El zorro siguió al ave, y cuando lo vio desde la distancia, dijo: “Eso parece una trampa para mí.”

El halcón dijo: “Iré a ver.” Y plegando sus alas junto a su cuerpo, entró dentro de la trampa, y sacó un pedazo de carne. El zorro siguió su ejemplo, entró en la trampa, y tiró de la carne. La trampa cayó sobre su cabeza, y siendo incapaz de moverse, aterrorizado gritaba: “¡Auxilio, auxilio!” El halcón dijo: “Este es el fruto de las acciones hechas por mi querido amigo podrido, zorro malvado que te comiste a mis queridos hijos. Ahora yo tomaré venganza.” Aterrorizado, el zorro movía su cabeza hacia atrás y hacia delante, y gimoteaba; pero el halcón dijo: “Es inútil que pidas ayuda, y un hombre con un garrote viene ahora mismo.”

El zorro dijo: “Aunque el fruto de las buenas y de las malas acciones es seguro, no se sabe cuando madurarán exactamente estas acciones. Tu enfado está justificado y yo, un tonto, me he dejado engañar amargamente.” Mientras el zorro estaba diciendo esto, el hombre que había colocado la trampa vino, y lo mató con un garrote.

Moraleja: Estate siempre en guardia con respecto a las palabras de una persona con pensamientos maliciosos.

 

Si tú trabas amistad con un hombre malvado,

Compartes sus pensamientos y estás de acuerdo con ellos,

Ese amigo algún día llegará a ser un demonio.

Como las mujeres demonios en la isla en medio del mar.

Una vez, hace mucho tiempo, cuando muchos mercaderes de India fueron al mar en busca de joyas preciosas, un viento desfavorable sopló, y llevó su barco a una isla de mujeres demonio. Viendo a los mercaderes, las mujeres demonio se transformaron en bellas mujeres, fueron a su encuentro, les dieron la bienvenida, y finalmente se desposaron con ellos.

A los mercaderes se les dijo que no fueran al Norte de la ciudad, pero su capitán, un cierto Singala, sin que los otros lo supieran, se encaminó en dicha dirección y llegó hasta un gran edificio hecho de hierro. El picó a la puerta, y una voz proveniente del interior preguntó quién era. Singala respondió: “Soy un ser humano.” Entonces la voz preguntó: “¿Eres uno de los mercaderes que vino de India?” Cuando Singala dijo que lo era, la voz dijo: “Nosotros también somos mercaderes que hemos sido arrastrado aquí por un viento desfavorable. Nos casamos con las mujeres demonio, y mientras vivíamos con ellas llegasteis vosotros, y entonces ellas nos han metido aquí, y se han desposado con vosotros. Ahora, cada día, ellas cogen a uno de nosotros, y lo devoran. Más tarde, cuando lleguen otros mercaderes, ellas harán lo mismo con vosotros. Esas mujeres no son verdaderas mujeres, son mujeres demonio.” Entonces Singala preguntó: “¿No hay forma de escapar de aquí?” La voz dijo: “Para nosotros no hay ninguna, pero vosotros podéis escapar. Al Este de la ciudad hay un lago, y cada mes, en las noches de luna nueva y de luna llena, el rey de los caballos, cuyo nombre es Valaha, va a la orilla del lago a pastar hierba, a beber, y arrollarse en la arena dorada. Yo he oído a las mujeres demonio, que si alguien lograra montarse en ese caballo asiéndose a sus crines, y no se viera tentado por las mujeres, el llegaría sano y salvo a India.”

El capitán retornó, reunió a los mercaderes, y les dijo lo que había oído. En la noche de luna llena, todos los mercaderes se acercaron a las orillas del lago, donde encontraron al caballo. Se postraron ante él, y el comunicaron su propósito. Entonces Singala saltó a lomos del caballo, los otros se agarraron a sus crines, rabo, y piernas, y el caballo comenzó a elevarse en el aire. Las mujeres demonio, conocedoras de lo que estaba pasando, se dirigieron a toda prisa a orillas del lago, y gritaban: “¿Por qué nos estáis abandonando? ¡Ay! ¿Qué podremos hacer sin vosotros?” Y pretendiendo que sus corazones estaban destrozados, lloraban en voz alta. Algunos de los mercaderes fueron engañados, e inmediatamente cayeron al suelo. Aquellos que rehusaron a ser tentados, y a mirar atrás, volvieron sanos y salvos a India.

El Buda dijo: “Yo era ese caballo Valaha. En aquel tiempo, aquellos que confiaron en mí, y que alcanzaron la felicidad fueron innumerables. De la misma forma, aquellos que ahora se esfuerzan en mi Enseñanza, y que observan los votos que han hecho, incuestionablemente serán liberados de la ronda de los nacimientos y muertes. Aquellos que son perfectos en la observancia del puro Dharma y en la sabiduría, y que confían en la enseñanza salvadora del Buda, serán liberados de la ronda, de la misma forma en que los mercaderes que montaron en el caballo Valaha fueron liberados de la isla de los Rakshasas.”

Más tarde Singala llegó a ser el gobernante de un imperio. Llevó su ejército a la isla de las mujeres demonio, las destruyó completamente, y colonizó a la isla con mucha gente, y es por esta razón por lo que la isla de Ceylán, es conocida como Sinhala.

Moraleja: No mantengas una estrecha amistad con la mala gente.

 

Deberíamos de estudiar para alcanzar la omnisciencia,

Con una mente llena de gozo, de una forma tan natural como el respirar,

Porque el hombre que carece de un propósito noble, sin ninguna ciencia ni conocimiento,

Lleva una vida tan estúpida y sin sentido como la de un animal. (17)

Hace tiempo, en India, vivían un rey que tenía un hijo, y un Brahmín que también tenía un hijo. El Brahmín confió a su hijo a diferentes maestros, y recibió enseñanzas en las diversas ciencias. El rey, mimando a su hijo, no le dio ningún tipo de instrucción, y le dejó gobernar. Más tarde, cuando el hijo del rey vio que el hijo del Brahmín era tenido en gran estima, que era honrado por muchos, y que tenía muchos estudiantes consigo, le dijo a su padre: “Mi querido padre, ¿recuerdas al hijo del Brahmín? Es de mi misma edad, y sin embargo el es ampliamente alabado debido a su conocimiento. Yo, al contrario, no he estudiado nada, y estoy apartado de mis amigos. Me siento como un pajarillo gris al lado de un gran ganso, y me arrepiento de mi falta de conocimiento.”

Su padre dijo: “No hay ninguna razón para que te sientas tan mal. El joven Brahmín puede haber aprendido, pero él sigue siendo tu súbdito. Tu eres su rey y su señor, así que ¿por qué has de sentirte inferior a él?”

El hijo dijo: “Es cierto que el tímido ganso puede remontar el vuelo hasta lo alto de la montaña, pero… ¿Cómo puede compararse con el gran cisne que se sienta en el lago del deleite? Un matón ignorante puede montar un buen caballo, pero… ¿Cómo puede compararse con el sabio que va a pie sin ningún tipo de apego?”

El padre dijo: “Todo el mundo obedece la orden del rey, ¿pero quién le presta atención al hijo de un Brahmín, incluso en el caso de que sea un erudito?”

El hijo respondió: “La boca de un hombre ignorante es como un agujero abierto que no sirve para nada. La boca de un hombre con gran instrucción es tan agradable como un loto exquisito.”

El padre dijo: “Un rey, aún sin instrucción, es de lejos muy superior a un hombre instruido, porque el rey es honrado por todos.”

El hijo dijo: “Si, un rey es honrado por sus súbditos, pero cuando el va a otro país en el que no tiene el poder, ¿Quién lo honra entonces? Un hombre sabio, poseedor de la sabiduría perfecta, es honrado dondequiera que va.”

El padre dijo: “Un Brahmín no hace nada excepto vivir solo en la quietud. En cambio tú siempre estás rodeado de amigos, y siempre estas con mujeres.”

El hijo dijo: “Cuando una persona estúpida es mimada por muchos, llega a hacerse incluso aún más estúpida. Cuando un hombre sabio poseedor de gran conocimiento vive solo, se hace aún más sabio. Cuando muchos bueyes son llevados juntos, pierden el sendero. Cuando el rey de los animales salvajes vive solo, su poder aumenta.”

El padre dijo: “Si deseas ser honrado por muchos, haz regalos a tus súbditos, y complácelos.”

El hijo dijo: “Cuando uno obtiene el conocimiento, él alcanza lo Supremo. ¿Cómo puede el fanfarrón de cabeza vacía obtener nada jactándose? Es como una vaca vieja, y ya seca. Aunque le cuelgues una preciosa campanilla, seguirá careciendo de valor, y no conseguirá precio.”

El padre dijo: “No obstante, el conocimiento puede obtenerse gradualmente.”

El hijo dijo: “Aquellos que deseen mejorarse a sí mismos, deberían de comenzar a estudiar cuando son jóvenes. Aquellos que deseen tener buena leche, deberían de comenzar alimentando bien a la vaca durante el invierno. Aquellos que quieran tener una buena cosecha, deberían de sembrar en primavera.”

Por consiguiente, los padres deberían de preocuparse de que sus hijos estudien. Un hijo debiera de estudiar, porque cuando uno estudia y aprende, uno consigue con mayor facilidad lo que desea. Uno debería de estudiar las ciencias sin sentirse aburrido con ellas, y como si la vida de uno dependiera de ello. La persona vana que carece de ciencia o aprendizaje, es como un buey ignorante en lo que se refiere a su propio bienestar. Así ha sido enseñado.

El significado de “hacer esfuerzos como si la vida de uno dependiera de ello” es este: en la vida cotidiana uno come y bebe, uno se pone ropas una y otra vez, y tiene todo tipo de problemas para lograr muy poco, y el resultado de esto es el aburrimiento. Pero en el estudio y el aprendizaje, aunque uno lo estudie y lo revise una y otra vez, el resultado es el opuesto al aburrimiento.

Para poder vivir, uno cría ganado, cuida de las cosechas, o corre tras los negocios; y es quemado por el Sol del verano, y helado por los vientos del invierno. Uno debería de hacer el mismo esfuerzo extenuante para alcanzar el conocimiento. Y de la misma forma en que uno continúa trabajando para ganarse la vida a pesar del antagonismo de otros, uno también debería de esforzarse incansablemente para obtener el conocimiento, a pesar de la envidia y de la malicia de los demás.

 

Aunque hayas mantenido durante mucho tiempo amistad con un hombre malvado,

Habiéndole ayudado con comida y bebida,

El olvidará tu amabilidad, y a cambio te hará daño.

Como en la historia del hombre que se cayó al pozo.

Antiguamente hubo una ciudad en la gran llanura de Jirah, que fue abandonada por sus habitantes, los cuales se movieron a otro sitio.

Un hombre, una golondrina, un ratón, y una serpiente cayeron una vez dentro de un pozo seco que había sido dejado allí al descubierto, y eran incapaces de salir de allí. Mientras ellos estaban allí sufriendo de frio, hambre, y sed, un hombre se acercó por allí, los encontró, y surgiendo en él una gran compasión, los sacó de allí con penosísimos esfuerzos. Los cuatro le dijeron: “Nos has salvado la vida, y todos nosotros haremos lo mejor para pagártelo.” Y cada uno de ellos siguió su camino.

Algún tiempo después, ese hombre compasivo quedó reducido a la pobreza, y fue a cazar al bosque. Allí se encontró con la golondrina que le preguntó: “Amigo, ¿qué haces cazando animales como este?” El hombre contestó que no tenía nada para comer. La golondrina entonces voló al balcón del palacio real, donde la reina estaba peinando su pelo y se había quitado sus joyas, poniéndolas a un lado. La golondrina cogió las joyas, se las llevó volando al hombre, y se las dio.

Entonces el rey hizo una proclama: “Si alguien sabe quien cogió las joyas de mi esposa, y me dice donde están, yo lo recompensaré con una gran riqueza.” El hombre que había sido rescatado del pozo sabía que la golondrina había dado al otro hombre las joyas de la reina, y olvidando completamente la ayuda que había recibido, y deseando recibir la recompensa, informó al rey de lo que había tenido lugar. El rey cogió al hombre con las joyas, lo arrestó, y lo arrojó dentro de una mazmorra. Mientras estaba allí muriéndose de hambre y en la miseria, el ratón supo por la golondrina que estaba en prisión, escarbó un camino para llegar allí, y le preguntó al hombre por qué estaba allí. Cuando el hombre explicó lo que había sucedido, el ratón se lo contó a sus amigos; todos ellos reunieron comida de las casas del vecindario, y se la llevaron al hombre. Entonces el ratón fue a ver a la serpiente, y le contó la triste historia del hombre. La serpiente dijo: “Tiene que ser liberado del poder del rey.” Y esa noche se deslizó dentro de la habitación del rey, y se enroscó en torno al cuello del rey. Su aliento venenoso hiso que el cuerpo del rey se hinchara, y llegó a estar terriblemente enfermo. Aterrorizado llamó a sus videntes y astrólogos, quienes le dijeron: “Esta serpiente es el protector del hombre que tú tienes en la mazmorra. Si tu liberas al hombre y lo recompensas generosamente, te recobrarás; pero no hay otra forma.” El rey hizo traer al hombre ante él, y lo recompensó con valiosos regalos. Entonces la serpiente se desenroscó del cuello del rey, y el rey recobró la salud.

Moraleja: No confíes en un hombre solo porque lo has ayudado a él en el pasado. Utiliza tu mente para lograr el conocimiento, el cual puede ayudarte en cualquier contingencia.

 

El que la prosperidad dure toda una vida es muy raro.

Y lo que durante un momento está completo, rápidamente declina.

Cuando todo se rompe y se desintegra,

Siéntate en calma, no seas como el cuervo de la historia. (38)

Cuando un cierto monje estaba comiendo a mediodía, un cuervo venía y se posaba cerca; entonces el monje le daba un poco de comida. Un día, el cuervo no apareció, y cuando el zorro vino a donde estaba el monje, este le arrojó el pedazo de comida del cuervo. Cuando más tarde llegó el cuervo, y preguntando por su comida, el monje no le dio nada, se puso furioso. Voló al escondite de unos bandoleros, y en el lenguaje de los cuervos les dijo que cierto monje tenía una gran cantidad de monedas de oro. Uno de los bandidos que entendía el lenguaje de los cuervos, fue a donde estaba el monje, lo cogió, y le pidió el oro. El monje dijo: “Yo nunca he tenido oro. ¿Quién te ha dicho eso?” El bandido dijo: “Me lo contó un cuervo.”

Entonces el monje le explicó lo que había sucedido, y el bandido quedó convencido de que no había oro, y de que el cuervo era un chismoso. A partir de entonces, el cuervo nunca más volvió a obtener comida del monje.

Moraleja: Si tu destino y fortuna parecen declinar, no culpes a otros irreflexivamente.

 

No te apartes de tu propio sendero para honrar a los malvados,

No confíes en el nombre, ni en la fama.

Cuando una posición elevada es alcanzada, entonces hace daño a muchos.

Como en la historia del zorro que se pintó de azul. (41)

Una vez, cuando un pintor se mudó a otra casa, dejó algo de pintura en el sótano. Un zorro entró, vio la pintura, puso sus patas dentro, y deleitado con el brillante color, pintó todo su cuerpo. Entonces fue a donde se encontraban los demás animales, y dijo: “Permitidme presentarme. Mi nombre es Joya, y soy el rey de todos los animales.”

Viendo el color tan inusual, todos los animales lo honraron, incluso el león local. Cuando el zorro se sentó en el trono del león, surgió en él una gran arrogancia. Comenzó a insultar a los animales, y era especialmente altanero entre los zorros.

Algún tiempo después, el zorro envió un pedazo de comida a su madre, que vivía en cierta montaña. Su madre le respondió con una carta, diciendo: “Hijo, ocúpate de los importantes asuntos de gobierno, y no te molestes enviándome comida.” Los otros zorros rápidamente supieron de esto, surgió en ellos la envidia, y se dirigieron a donde se encontraban los otros animales, diciendo: “Puesto que nosotros los zorros somos iguales a vuestro rey, ¿Por qué no nos honráis a nosotros también?” Los animales replicaron: “Nuestro rey no es un zorro. Sabemos esto porque su color no es el mismo que el vuestro.” Los zorros dijeron: “Durante el primer mes de primavera, en la noche del Cinturón de Estrellas, todos los zorros del mundo aúllan. Si un zorro no aullara esa noche, su pelo se caería. Observad a vuestro rey durante esa noche, y sabréis si es un zorro, o no.”

En esa noche, cuando todos los zorros estaban aullando, el zorro azul, temiendo que su pelo se cayera, también aulló; e inmediatamente todos los animales supieron que era un zorro. Ellos le dijeron: “Nos has engañado.” Y lo mataron.

Entonces del firmamento se oyó la voz de los dioses diciendo:

Cuando aquellos pobres de carácter llegan a una posición elevada,

Son arrogantes, y ofenden a los demás innecesariamente.

Hacen de los ordinarios, de los compañeros estúpidos sus íntimos,

Y abandonan y se apartan de sus propios súbditos;

Serán rápidamente destruidos por sus propios errores,

Como el rey zorro que se pintó de azul.”

Moraleja: Si en algún momento alcanzas una posición elevada, no seas arrogante, y no causes daño a aquellos que están por debajo de ti.

 

Hay insensatos que se deleitan en pecados escandalosos,

Que justifican sus actos, y se entregan a la pasión.

Para conseguir su objetivo no dudan en dañar a muchos,

Como la tortuga que engañó a los pájaros con sus dientes. (42)

Una tortuga, de nombre “Feliz”, vivía en un lago, en cuyas orillas había muchas golondrinas. La tortuga se sumergía fuera de la vista, y dejaba que sus dientes aparecieran fuera del agua. Cuando las golondrinas veían los dientes, pensando que eran insectos, se dejaban caer barriendo el agua para cogerlos. Entonces la tortuga cogía los pájaros, y se los comía.

Un día, una golondrina llamada “Virtuosa en Todo” se acercó al lago para beber, vio los dientes de la tortuga, y pensando que eran insectos, descendió volando para cogerlos. Cuando la tortuga la cogió, la golondrina dijo: “Déjame decir tres palabras. Déjame dar tres pasos.” La tortuga dijo: “Tu eres una criatura alada, así que no quiero que des tres pasos. Pero puedes decir tres palabras.”

El pájaro dijo: “Aunque tú me comas, no te sentirás satisfecha durante mucho tiempo, así que déjame ir. Yo soy el rey de los pájaros en este lago. Tú y yo seremos amigos. Pasado mañana te traeré todos los pájaros que puedas comer. Es difícil coger a todos los pájaros juntos. Yo te los traeré pasado mañana.”

Una serpiente que estaba cerca oyó esto, y dijo: “Yo seré testigo tanto que te los traiga hoy, mañana, o al día siguiente.” La tortuga y la serpiente quedaron de acuerdo, y la tortuga liberó a la golondrina.

Entonces Virtuosa en Todo reunió a todos los pájaros, y les dijo: “Antes, debido a nuestra ignorancia, cuando bebíamos del lago, la tortuga nos engañaba, y nos comía. Mi propia vida se ha salvado gracias a un ardid. En el futuro no vayáis a beber al lago, y no capturéis más insectos.”

Entonces los pájaros dejaron de ir al lago. La tortuga le dijo a la serpiente: “Yo he tomado el voto de no matar a más seres sintientes, y estoy practicando el Dharma. No hay razón para que los pájaros tengan miedo, y tú, amiga, puedes ir y contarles esto.”

Cuando la serpiente le transmitió esto a Virtuoso en Todo, el pájaro dijo: “El malicioso y codicioso hará de todo, y dirá de todo, y cuando no tenga comida pretenderá que creamos que sus dientes son insectos. Aquellos que son malos cometerán faltas hasta el límite de su habilidad, y cuando estén hambrientos urdirán todo tipo de tretas y de engaños. Yo no creo a Feliz, y cuando lo veas puedes decirle eso.”

Grande fue la desilusión de la tortuga cuando volvió la serpiente, y le contó esto.

Moraleja: Incluso cuando hayas logrado el conocimiento, no dañes a otros llevado por la codicia o la glotonería.

 

Aquellos que están ebrios en su estúpida vanidad,

Totalmente inconscientes de sus faltas y de su estrechez de miras,

Sintiéndose orgullosos de sus virtudes carentes de importancia,

Son como la historia de la tortuga en el pozo. (44)

Una tortuga que tenía un solo ojo vivía en un pozo. Una vez, una tortuga del océano fue arrojada por el mar fuera de la orilla, e intentó arrastrase hasta el pozo, cayendo en él. La tortuga de un solo ojo le preguntó quién era, y de dónde había venido; y cuando la tortuga le dijo quien era y de donde había venido, la tortuga de un solo ojo le preguntó si el mar era tan grande como el pozo, la mitad de grande, o dos tercios de grande. Cuando la tortuga marina intentó explicarle que el mar era muchísimo más grande, la tortuga de un solo ojo dijo: “¿Quieres decir que el mar es tan grande como todo este pozo?” La tortuga marina dijo: “Tu nunca has visto tanta agua, y además de eso, tu eres un ignorante. Podrías vivir en el mar durante años, y nunca llegar al medio o al final de él; y no hay forma posible de compararlo con tu pequeño pozo de aquí.” La tortuga de un solo ojo dijo: “No existe semejante lugar, estás simplemente fanfarroneando.”

Moraleja: No importa lo grande que pueda ser tu conocimiento, no seas fanfarrón o arrogante. Para el hombre ignorante el estar orgulloso de sus conocimientos superficiales, los cuales nunca pueden compararse con la sabiduría del sabio, es como la historia de la tortuga en el pozo.

 

Algunas gentes ciegas, ignorantes de los frutos de las acciones,

Nunca estudian ni meditan en el Dharma y en la virtud.

Constantemente justifican sus comportamientos erróneos, sintiéndose incluso orgullosos de ellos;

Como los necios que van al mar, y traen de ella piedras. (45)

Cuando los mercaderes inexpertos van al mar en busca de joyas preciosas, y encuentran piedras hermosas y pesadas, ellos las traen consigo pensando que son joyas, dejando las pálidas y ligeras piedras, que verdaderamente son joyas, en bruto.

Cuando uno sigue el Dharma Supremo, él abandona nombre y fama, y la posesión de cosas; y permanece fácilmente en la Carencia de Forma con gran compasión hacia todos. La persona que está apegada al mundo crea el nombre, la fama, la posición, etc, y llega a estar atado a la forma de la riqueza, la fama, la arrogancia, el esfuerzo, los vestidos, los ornamentos, el llegar a ser importante y majestuoso. La gente común es incapaz de distinguir la diferencia, y no les sirven a los sabios que enseñan la Carencia de Forma. Ellos honran al gurú que está apegado al mundo de la forma, pero confiando en él, son como los necios que traen piedras del mar.

Moraleja: Si tienes que seguir a un maestro que está apegado al mundo, no hagas lo que él hace, haz lo que él dice.

 

Las propiedades, la riqueza, la comida, el ganado,

Las cosas, los caballos, las herencias, todo lo que se acumula,

Será finalmente abandonado, y vendrá la muerte.

Lo mismo que despertarse de un sueño en el que habías encontrado a un hijo. (48)

Durante una conversación en una cofradía de mercaderes, varias personas estaban de acuerdo en que los sueños y la magia eran tonterías. Un mago que oyó esto, se transformó en un caballo, y por medio de otro hombre fue llevado al hombre que decía que la magia era una tontería, y le dijo: “Este caballo está a la venta, ¿Por qué no lo compras?” El hombre dijo: “Realmente no quiero un caballo. Pero lo probaré ahí fuera.” En el tiempo en el que había montado el caballo, este había galopado a través de nueve valles, de nueve pasos de montaña, y estaba corriendo en dirección a un precipicio que dominaba un rio. Aterrorizado, el hombre se tiró del caballo, cayó al rio, y fue arrastrado por la corriente. Fue arrojado a la orilla, y asombrado de poder sostenerse sobre sus pies, vio a una bella mujer acercarse que el preguntó de dónde había venido. El hombre dijo: “No sé de donde he venido, ni a dónde estoy yendo. El caballo que estaba montando me trajo aquí en un instante.”

La muchacha le dijo: “En este país no hay hombres. Tu y yo seremos hombre y mujer, y viviremos juntos”; y lo llevó con ella a su casa, donde él vivió cuatro años, durante los cuales nacieron dos hijas, y un hijo. Un día, la hija mayor cayó al agua y se ahogó; la hija menor, intentado rescatarla, también se ahogó. La mujer, incapaz de soportar su dolor, se arrojó al rio y también se ahogó. Vencido por la pena, el hombre se sentó con el niño en brazos, sollozando.

Este hombre se había quedado dormido en medio de sus amigos en la cofradía de los mercaderes,; ninguno de ellos había visto al mago o al caballo. Cuando empezó a llorar en su sueño, sus amigos los zarandearon y le preguntaron: “¿Qué pasa contigo? ¡Levántate!” El hombre se levantó, se sentía como un tonto, y contó lo que había sucedido. Durante este tiempo, aunque las sombras no se habían movido más de cuatro dedos, el hombre había envejecido cuatro años, y todos estaban asombrados, creyendo que esto había sido obra de un mago.

Moraleja: Las cosas de esta vida- las propiedades, la fama, la riqueza, etc,- en la próxima vida son como el levantarse de un sueño, y no sirven para nada. Por lo tanto, sin estar atado a ellas, uno debería de practicar la virtud.

 

Es inevitable morir aún estando en su propia tierra natal,

El vagar continuamente y sufrir en lugares terribles,

Pues los frutos de las acciones maduran, sin ningún tipo de error,

Como en la historia de la monja Utpala.

Cuando el Iluminado estaba residiendo en la Arboleda de Jeta, en Sravasti, quinientas mujeres de la casta más alta se convirtieron en novicias bajo la monja Nanda. Viendo que ellas aún estaban encadenadas por el apego, Nanda les dijo: “¿Cómo podéis vosotras, mujeres ricas de la casta superior, dueñas de grandes propiedades, convertiros en monjas? Sería mejor si retornarais a vuestros hogares, llevarais una vida laica, y realizarais allí buenas acciones.” Esto hizo que las novicias se sintieran infelices, y entonces fueron a ver a la monja Utpalavarma, y se hicieron novicias bajo ella. Utpalavarma les dijo: “El apego es como el fuego y la hierba seca, lo consume completamente.” Ella entonces les contó su propia historia:

Yo fui la hija de unos padres ricos de la casta superior, me casé, y tuve un hijo. Cuando yo volví a quedar preñada, puesto que los padres de mi marido habían muerto, y la casa estaba sucia, la deje, y fui a casa de mis padres para tener al niño. Una noche, yo paré a dormir bajo un árbol, y allí nació el niño. Mientras yo estaba alumbrando al bebé, una serpiente venenosa picó a mi marido que estaba acostado cerca, y murió. A la mañana me levanté, puse a mi hijo mayor sobre mi espalda, cogí al bebé en mis brazos, y me puse en camino. Pronto llegué a un rio. Incapaz de cruzarlo llevando a ambos niños, dejé al niño mayor en la orilla, y cogí al bebé para cruzarlo. Cuando volvía a cruzar el rio para buscar a mi otro hijo, el niño mayor me vio venir, se metió en el rio para vadearlo y encontrarse conmigo, y fue arrastrado por la corriente. Yo fui incapaz de alcanzarlo, y se ahogó. Cuando alcancé de nuevo la otra orilla, encontré que un lobo se había comido a mi bebé recién nacido. Cuando yo iba hacia la casa de mis padres, encontré a un hombre de nuestro pueblo quien me dijo que la casa de mis padres se había quemado, y que toda mi familia había perecido en el incendio. Así sucedió, que en tan solo un día, yo experimenté cuatro terribles tragedias.

Para poder mantenerme, me convertí en la esposa de otro hombre. Volví a quedar encinta, y un día, cuando el niño estaba llegando, mi marido fue a visitar a unos vecinos. Yo cerré la puerta, y mis dolores de parto comenzaron. Mi marido volvió borracho, y llamó a la puerta; como nadie le abría la puerta, se encolerizó, echo la puerta abajo, entró, me golpeó, mató al niño, lo cocinó, y me forzó a comerlo. Entonces caí en la depresión, y me marché a otro lugar donde un hombre al que acababa de morírsele su mujer, me pidió matrimonio, y yo lo acepté. El hombre murió pronto, y de acuerdo con la costumbre local, yo fui enterrada con cadáver. Cuando los ladrones de tumbas la abrieron, y yo salí, el jefe de los ladrones me tomó como su esposa, pero pronto fue ejecutado, y yo fui enterrada con el cadáver. Después de tres días y tres noches en la tumba, los lobos escavaron en la tumba, y yo fui capaz de escapar.

Después de experimentar toda esta miseria, yo pensé para mí: “Ahora yo tomaré un voto del Buda Omnisciente, y practicaré el Dharma.” Sin ropa, y llena de vergüenza, fui al Señor, y cubriendo mis dos pechos con mis manos, me senté en el suelo. Compasivamente el Señor le dijo a Ananda: “Ananda, dale a esta mendiga tu ropa.”

Cuando Ananda me dio su hábito, me postré ante el Señor, y le pedí ser ordenada. Entonces el Señor de los Nueve Tipos de Seres, les dijo a los monjes que me ordenaran como novicia; la madre maestra me enseñó las Cuatro Nobles Verdades, y por medio de un gran esfuerzo en la meditación logré el fruto de un Arhat, y comprendí claramente los tres tiempos.”

Entonces las novicias preguntaron: “Madre maestra, ¿Cuál fue la causa anterior de tu gran miseria?

Utpala dijo: “Hace mucho tiempo, un cabeza de familia tuvo dos esposas. La primera esposa era estéril, y cuando le nació un hijo a la segunda esposa, el cabeza de familia le dispensaba un gran afecto; y la primera esposa, llena de envidia, mató al niño clavándole en la parte blanda de su cabeza una aguja. Cuando la segunda esposa acusó a la primera de haber asesinado a su hijo, ella dijo: “Si yo he matado a tu hijo, ¡Que en todas mis vidas futuras pueda mi marido morir picado por una serpiente venenosa! ¡Que pueda mi hijo ser comido por un lobo! ¡Que pueda yo comer la carne de mi propio hijo! ¡Que pueda ser enterrada viva! ¡Que pueda la casa de mis padres caerse quemada!”

Entonces las novicias preguntaron: “¿Por medio de qué acciones fuiste tú capaz de alcanzar el fruto del Arhat?”

Utpala dijo: “Hace mucho tiempo, cuando yo era la mujer de un cabeza de familia, yo ofrecía comida a muchos Realizadores Solitarios con la aspiración de llegar a ser en el futuro un Arhat. Ahora yo he encontrado al Buda, y me he convertido en un Arhat, pero debido a mis acciones del pasado, aún experimento una gran agonía, como si estuviera siendo clavada desde la coronilla hasta la suela de mis pies con un clavo de hierro.”

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La historia de Sangharakshita: En la ciudad de Sravasti, Sangharakshita, el hijo de Budarakshita, había llegado a ser un discípulo de Shariputra, y había tomado los votos monásticos. En cierta ocasión, quinientos mercaderes que habían sido sus amigos de la infancia, quisieron ir al mar en busca de gemas preciosas y, creyendo que no habría peligro, invitaron a Sangharakshita a ir con ellos. Cuando Sangharakshita le preguntó al Buda sobre esto, el Señor dijo:”Se paciente en el peligro y en el desastre.”

Los quinientos mercaderes salieron al mar llevando a Sangharakshita con ellos, y cuando estaban bien afuera, los nagas cogieron el barco, y gritaron: “¡Dadnos a Sangharakshita!” Pensando: “Esto es lo que el Buda quería decir.” Sangharakshita saltó al mar, y acto seguido, los nagas liberaron el barco. Cuando llegaron al reino de los nagas, Sangharakshita se postró ante el templo, y ante el altar de los Siete Tathagatas, y se sentó en un asiento que los nagas habían preparado para él. Entonces los nagas indicaron que ellos deseaban que les enseñara el Dharma, y cuando él hizo esto, notó que aunque uno de ellos escuchaba con reverencia, uno mantenía sus ojos en blanco, otro le daba la espalda, y aún otro se sentaba a distancia de él. El monje pensó: “Eso debe de ser porque no creen lo que les estoy contando.” Y preguntó la razón. Un naga le dijo: “No es porque no crean; el de los ojos en blanco tiene un problema en el ojo, quien te da la espalda tiene un problema respiratorio, y quien se sienta a distancia tiene un problema en la piel.” Temiendo que pudiera coger esas enfermedades, Sangharakshita se quedó pálido. Entonces los nagas le preguntaron por la razón de su venida, y cuando les habló de los mercaderes y de su búsqueda de gemas preciosas, ellos lo llevaron de vuelta al barco.

Cuando el barco alcanzó la orilla esa noche, todos se acostaron a descansar, y Sangharakshita fue vencido por un sueño tan profundo, que cuando a la mañana siguiente los mercaderes comenzaron a navegar, Sangharakshita aún estaba dormido, y fue dejado atrás. Cuando se despertó, y se encontró solo, comenzó a caminar, y pronto llegó a un templo donde se sentó a descansar, y donde los monjes le dieron comida. A medio día, cuando los monjes cogieron sus escudillas de mendigar, estas se transformaron en martillos y porras, volaban a través del aire, y golpeaban a los monjes, causándoles gran sufrimiento. Después del medio día todo volvía ser como antes, y cuando Sangharakshita preguntó por la razón para que sucediera esto, los monjes le dijeron: “Nosotros anteriormente fuimos monjes bajo el Buda Kashyapa. Porque cometimos el error de reñir durante la comida del medio día, este infierno aparece a veces.” Sangharakshita permaneció en el templo, y al día siguiente, al mediodía, la comida se volvió plomo fundido que se esparció como un espray sobre los monjes, quemándolos. Cuando les preguntó la razón de esto, los monjes dijeron: “Anteriormente, cuando éramos monjes bajo el Buda Kashyapa, cometimos el error de ser tacaños con las ofrendas de aceite. Nosotros lo guardamos, y nos negamos a distribuirlo, y dejándolo en el templo, se deterioró allí. Debido a ello, hemos nacido en este infierno, y después naceremos en el gran infierno.” El templo entonces volvió a ser como era antes, pero al mediodía siguiente, el templo ardió en llamas, y los monjes fueron quemados, y soportaron terribles sufrimientos. Cuando les preguntó sobre esto, ellos le dijeron a Sangharakshita: “Cuando éramos monjes bajo el Buda Kashyapa, fuimos descuidados al mantener nuestros votos, y fuimos expulsados del monasterio. Esto nos enfureció, y en venganza quemamos muchas de las viviendas de los monjes honestos. Debido a eso, hemos renacido en este infierno, y más tarde naceremos en el gran infierno.”

Sangharakshita siguió caminando, y llegó a un grupo de seres sintientes que tenían la apariencia de muros, vigas, árboles, hojas, flores, frutas, molinos, escobas, morteros y manos de mortero, y hervidores, y seres que estaban demacrados y cubiertos con una red de venas. Cuando finalmente llegó a su propia tierra, el preguntó al Buda por ellos, y el Señor le dijo: “Esos seres que viste, eran personas que escupieron en las paredes de los templos, y que se han vuelto paredes. Esos que aparecen como columnas, anteriormente pegaron sus mocos en las columnas del templo. Aquellos que aparecen como árboles, flores, hojas, grano, molinos, y escobas, anteriormente se apropiaron de esas cosas que pertenecían a la Sangha, y se han convertido en ellas. El que parecía un cuenco, era un novicio que estaba lavando los cuencos de la Sangha. Un día, cuando había servido el te a los monjes, y estaba lavando los cuencos, un monje llegó de fuera, y preguntó si él te ya había sido servido. El novicio se enfadó, y dijo: “La hora del te se acabó. ¿No ves que estoy lavando los cuencos?” Su forma actual es el resultado de eso. El ser que parece un mortero fue un monje que una vez obtuvo algo de grano, y le dijo a un novicio que se lo moliera para él. El novicio dijo: “Espera un momento. Lo moleré dentro de poco.” Esto enfureció al monje, que dijo: “Puesto que la molienda no nos está prohibida, te pulverizaré y veremos que tienes que decir entonces.” El ser en forma de hervidor fue el cocinero de la Sangha, que una vez llegó a enfadarse con los monjes, y rompió el hervidor. El que estaba cubierto por una red de venas era el almacenista de la Sangha, que era tan perezoso que distribuía las cosas del verano en invierno, y las cosas del invierno, en verano. Todo esto, es el infierno de esos seres.”

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La Historia del Administrador: Cerca de la ciudad de Sravasti había una ciénaga llena de suciedad, en la que la gente arrojaba sus suciedades nocturnas. Un lagarto con cabeza humana había nacido en esta ciénaga, y soportaba un gran sufrimiento por ser mordido por otros lagartos, por pasar mucha hambre, y comer poca cosa. Mucha gente iba allí a verlo, y en cierta ocasión cuando el Buda fue, el lagarto le preguntó la causa de esto. El Señor dijo: “Hijo, ¿No eres tú Saldaba, el que una vez estudió el Tripitaka?” A través del poder del Buda, el lagarto recordó sus vidas pasadas, y dijo: “Si, Señor, yo fui Saldaba.” Cuando Ananda le preguntó por esto, el Buda dijo: “Hace eones, durante el tiempo del Buda Vishvabhuj, había un monje que estudió el Tripitaka, y que era el administrador de la Sangha. Aunque muchos donantes dieron regalos abundantes de oro y de plata, el monje preparaba una comida terrible para los otros monjes, y cuando se quejaron de que era imposible comerla, se enfadó, y les dijo: “Deseo que os veáis en una ciénaga, y comiendo poco.” Más tarde se arrepintió de esta falta, y la confesó, pero debido a los frutos de la acción, ha estado naciendo como un animal hasta ahora, y ha soportado un terrible sufrimiento. Cuando venga el kalpa de los Quinientos Budas, el será un monje bajo el Buda Vairocana, y por haber cometido las cinco faltas sin perdón, caerá en el infierno y soportará tormentos durante miles de años. Entonces el volverá a ser un monje bajo otro Buda Vairocana, y a través de la práctica del Dharma, será liberado del samsara, y alcanzará los frutos de un Arhat. Este lagarto, fue ese administrador de aquellos tiempos.”

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La Historia del Rey Desastre: Hace mucho tiempo, nació en el infierno un rey que era ciego, y que tenía un enorme cuerpo cubierto de úlceras. Cosas vivas constantemente lo roían desde lo alto de su cabeza, hasta las suelas de sus pies, y estaba en una constante agonía. Si se marchaba a los campos, los leones, tigres, y otros animales lo despedazaban. Si se iba a lo alto del cielo, los buitres, cuervos, y otros pájaros lo picaban. Si se iba a los bosques y espesuras, las espinas y las hojas de hierba se volvían espadas y lanzas, y lo apuñalaban. Si iba a las ciudades o monasterios, hombres armados lo atacaban, y él vivía en una constante agonía. El Buda, para beneficio de los seres, por medio de sus poderes milagrosos, lo trajo a un lugar cerca de Sravasti, y lo colocó a un lado del camino, donde la gente, al oír sus lamentos y llantos, venía a verlo. Cuando el Buda y sus discípulos llegaron allí, el Señor preguntó: “¿No eres tú el Rey Desastre?” A través del poder del Buda, la criatura recordó su pasado, y dijo: “Si, yo soy el Rey Desastre.” Cuando Ananda le preguntó por esto, el Señor dijo: “En el pasado, hace muchos eones, había quinientos Arhats bajo el Buda Kashyapa que vivían en un bosque. El rey de ese país, cuyo nombre era Desastre, una vez fue a ese bosque con su harem y, como las mujeres caminaron recogiendo flores y bayas, ellas vieron a los Arhats sentados en silencio y en gran paz; se postraron reverentemente ante ellos, se sentaron a un lado, y les pidieron que les enseñaran el Dharma. Cuando el rey oyó que estaba siendo enseñado el Dharma, ordenó a sus oficiales lo siguiente: “¡Golpead a algunos de esos monjes con un látigo hasta que la piel falte de su espalda! ¡Colgad a algunos de ellos de un árbol, y apuñaladlos con espadas y lanzas! ¡A algunos de ellos dádselos vivos a los perros! ¡Cortad a algunos de ellos en pedazos, y arrojad los trozos en las diez direcciones!” Esa criatura que ves aquí, era el rey en aquellos tiempos. Debido a las faltas que el cometió, ha estado renaciendo en el infierno terrible. Debido a que vio con ojos crueles, el renace siempre ciego. Porque ha hecho que la gente sea golpeada, su cuerpo siempre está cubierto por úlceras, y los insectos lo atormentan. Porque ha hecho que la gente sea cortada con cuchillos, donde quiera que vaya, los seres vivos lo devoran, y siempre está en agonía. Hasta el buen kalpa de los Quinientos Budas, el continuará renaciendo en el infierno, y sufrirá. Entonces el renacerá como un hombre malo que pondrá trampas para los animales salvajes en el bosque. El verá a un Realizador Solitario en el bosque, y pensará: “Mientras este siga aquí, no vendrá ningún gamo”; y lo matará. A causa de esto, el renacerá en el infierno y padecerá grandes sufrimientos durante muchísimo tiempo. Con el tiempo, llegará a ser un monje Budista, de nombre Gurú, pero debido a los frutos de las acciones, las esposas del rey de ese país oirán el Dharma de él, y por ello el rey hará que lo golpeen, morirá, y eventualmente pasará más allá del sufrimiento.”

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La Historia del Pequeño Jorobado: En la ciudad de Sravasti, a un Brahmín pobre le nació un hijo. Al ser feo, y de talla inferior a la normal, se le dio el nombre de Pequeño Jorobado. Tan pronto como nació, a su madre se le retiró la leche, y ella intentó alimentarle con leche de vaca que ella mendigaba, pero como esa leche era difícil de encontrar, el niño siempre estaba al borde de la muerte por hambre. Cuando el chico creció, llegó a tener fe en el Dharma, y se hizo monje; pero cuando iba a hacer la ronda de limosnas, nadie quería darle limosna, y siempre estaba hambriento. Las limosnas se acababan cuando llegaba su turno para recibirlas, o el donante no lo veía. Un día, cuando los otros monjes habían ido a recoger las limosnas, y él se había quedado guardando el monasterio, mientras estaba barriendo el patio, encontró una excelente comida. El próximo día sucedió lo mismo, y cuando comió, su cuerpo se puso fuerte. A través de la meditación diligente, llegó a convertirse en un Arhat. Pero al día siguiente, y al siguiente, cuando fue a realizar la ronda de limosnas, fue incapaz de encontrar nada de comida. Ananda oyó hablar de esto, y le dijo a un cabeza de familia que le diera comida, pero el cabeza de familia se olvidó. Al cuarto día Ananda pensó: “Pequeño Jorobado va a morirse de hambre”, y mendigó comida para él; pero cuando se la llevaba, un perro la cogió, y salió corriendo.

Al quinto día, Maudgalyayana le trajo comida, pero un cuervo la cogió. Al sexto día, Shariputra cogió comida para él, pero la puerta y ventanas de Pequeño Jorobado estaban cerradas. Utilizando sus poderes supra normales, Shariputra entró dentro del aposento, y colocó el cuenco de comida ante él, pero el cuenco cayó al suelo. Entonces, Shariputra cogió el cuenco y se lo colocó en la mano, pero el cuenco desapareció. Entonces Shariputra intentó poner la comida en su boca con la mano, pero la boca desapareció. Cuando pasó el medio día, la boca volvió a aparecer de nuevo, y dijo: “Tengo sed.” Shariputra llenó el cuenco de agua, pero cuando se lo dio en el agua aparecieron cenizas. Tan pronto como Pequeño Jorobado bebió el agua, se elevó hacia el cielo, llameaba fuego de su cuerpo, el agua salía a borbotones, y tras mostrar otras maravillas, entró en el nirvana. Entonces los monjes quemaron su cuerpo, y sobre las cenizas erigieron una estupa.

Cuando le preguntaron al Buda con respecto a esto, El dijo: “Hace mucho tiempo, hubo un hombre rico que alcanzó la virtud por razón de su gran caridad. Cuando él murió, su esposa continuó dando, pero su hijo intentó disuadirla, y cuando su madre continuó dando, la encerró en una habitación, y no le dio no comida, ni bebida. Incluso cuando la madre prometió dejar de dar regalos, el hijo se negó a liberarla, y una semana más tarde, cuando los otros hijos derribaron la puerta y la sacaron, y ella pedía agua, el hijo, con pensamientos asesinos, puso cenizas en el agua, y cuando ella bebió, murió. Debido a esta falta, el hijo nació en el infierno y padeció incontables sufrimientos durante miles de años. El renació muchas veces, y experimentó la tortura del morirse de hambre, de la sed, y de morir por beber agua contaminada. Incluso ahora, aunque él ha logrado el fruto del Arhat, aún sufre debido al fruto de esa acción. Durante el tiempo del Buda Kashyapa también llegó a ser un monje, pero chismorreaba acerca de otros monjes, y era un obstáculo para ellos. Más tarde se arrepintió de esto, pero debido al fruto de la acción nació quinientas veces como un preta. Puesto que mientras fue un monje siguió el puro discurrir, y a la hora de la muerte hizo la siguiente oración de aspiración: “¡Que pueda yo, en una vida futura, llegar a ser un Arhat,”, el ha obtenido ahora el estado de un Arhat.

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La Historia de Lisiado: En la ciudad de Sravasti la esposa de un cabeza de familia dio a luz a un hijo que era incapaz de andar, y que fue llamado Lisiado. El padre del chico le aprendió costura, y el rápidamente aprendió a coser, y llegó a ser un experto sastre. En cierta ocasión, cuando hubo una fiesta, la mujer de un hombre le prestó a otro hombre un sombrero, y un vestido; pero el hombre era poco cuidadoso, y lo rasgó. La mujer llevó a Lisiado a repararlo, antes de que su marido volviera a casa; pero cuando Lisiado estaba trabajando en ello, ella oyó que su marido llegaba. Rápidamente llevó a Lisiado al almacén, lo puso dentro de un gran cesto, lo tapó, y lo selló.

En aquel tiempo había quinientos malhechores viviendo en un bosque cercano. Esa noche, algunos de ellos fueron al almacén, entraron, y viendo el cesto sellado pensaron que eran joyas, y se marcharon con él. Cuando ellos lo llevaban por el camino, salió la Luna, y Lisiado mojó sus pantalones. Viendo en las gotas de agua reflejada la luz de la Luna, los malhechores pensaron que eran rayos de las joyas de cristal de agua. Cuando fue abierto el cesto, y salió Lisiado, los bandidos rugieron carcajeándose.

La mujer del cabeza de familia se había despertado durante la noche, y sabiendo que los asaltantes habían llevado el cesto, pensó: “Esto me pone contenta y triste a la vez; y los bandidos también tendrán emociones mezcladas de risa y de llanto.”

En el bosque, los salteadores estaban ahora enfadados, y se decían unos a otros: “¿Qué haremos con este espantapájaros? Nos está causando muchos problemas, y por ello lo mataremos, y haremos una ofrenda a los dioses.” Entonces ellos barrieron el suelo, reunieron flores e incienso, y afilaron una espada. Lisiado veía todo esto con terror. Con un corazón sincero, le rogó al Buda Sakyamuni, y tomó refugio en El. El Señor oyó su plegaria, y se transformó bajo la forma de un dios, y apareció allí diciendo: “Yo no requiero seres humanos como sacrificio. Liberad a este hombre. Si deseáis escuchar el Dharma, sentaros, y os lo explicaré.”

Los malhechores se postraron, y se sentaron, y cuando el Señor terminó de explicarles el Dharma, llegaron a Entrar en la Corriente. Lisiado llegó ser Uno que Retorna Una Vez. Entonces el Buda se apareció ante ellos en su verdadera forma, y en los asaltantes se generó una gran fe. Se hicieron monjes, y a través del poder de la concentración alcanzaron el fruto de un Arhat. Lisiado pensó: “Si yo no tuviera deficiencias en mis miembros, yo también sería un monje.” Inmediatamente sus miembros llegaron a estar completos, y por el poder de su súplica y petición, llegó a ser monje, y a ser un Arhat.

Cuando los monjes preguntaron por esto, el Buda dijo: “Hace mucho tiempo, durante la época del Buda Kashyapa, hubo dos hermanos. El mayor había escuchado el Dharma del Buda, y había llegado a ser Uno que Retorna Una Vez. El más joven hacía todo el trabajo de la casa, y una vez llegó a enfadarse y gritó:”Con el frio, me congelo; y durante el periodo de calor me aso haciendo todo el trabajo; mientras que tú estás en casa como un lisiado, sin hacer nada.” El hermano mayor lo perdonó, y sabiendo que había cometido una falta grave, le dijo: “Esto es lo que he conseguido.” Y proyectó muchos poderes milagrosos. El entonces lo persuadió de arrepentirse y de confesar, lo cual el hermano más joven hizo, y más tarde ambos se hicieron monjes. El hermano mayor llegó a ser un Arhat, mientras que el más joven, siguiendo el sendero puro, hizo una oración de aspiración en la hora de la muerte, para en la siguiente vida llegar a ser un Arhat. Este Lisiado era el hermano menor, que debido a sus palabras insultantes, siempre ha nacido como un lisiado. Puesto que siguió el Sendero Puro, y debido a su voto, ahora él ha llegado a ser un Arhat.

Hay muchas leyendas, de las cuales tan solo unas pocas han sido dadas aquí, que ilustran los frutos de la acción. Si hubiera quienes deseen saber más sobre esto, deberían de consultar los siguientes libros: Las Cien Obras; Las Cien Visiones; El Océano de Narrativas, El Vinaya, y muchas otras.

Y uno debería de esforzarse con todo su poder para evitar las malas acciones, y para realizar actos virtuosos.

 

El pensar que esta vida que no dura más que un momento,

Nunca tendrá fin, y aferrarse a ello, es un terrible error.

Lo mismo que las creaciones mágicas de un demonio femenino,

La muerte llega en un segundo, y tu destino es incierto. (53)

Hace mucho tiempo, un hombre tenía una esposa que no era un ser humano, sino un demonio femenino. Un día, cuando un visitante vino a su casa, en un momento, la mujer aró el campo, sembró el trigo, lo cosechó, lo trilló, lo hizo harina, y amasó una hogaza de pan; todo ante sus ojos; y entonces ella le dio el pan para comer. Tan pronto como el hubo comido, ella cogió un garrote, y gritando “Bam” lo golpeó; e inmediatamente se volvió un burro a quien ella hizo llevar cargas. Más tarde, ella quiso otro burro, y cuando vino otro visitante, ella hizo lo mismo, pero el hombre entró en sospechas cuando se dio cuenta de que la mujer usó una harina diferente para el pan que hizo para ella. Cuando ella salió fuera un momento, él aprovechó para cambiar las hogazas de pan. La mujer no supo esto, comió el pan preparado para el visitante, y cuando ella se levantó y grito “Bam”, e intentó golpear al visitante con su garrote, él le quitó el garrote, la golpeó a ella con él, y gritó “Bam para Ti”, y a continuación la mujer se transformó en un burro. Como ellos iban por el camino, se encontraron con el marido de la mujer, y cuando el burro rebuznó, el hombre la reconoció. Se la quitó al visitante, y la llevó para casa, y por medio de magia la volvió otra vez mujer.

Moraleja: En un minuto puedes ser un burro, en el siguiente minuto puedes estar muerto. Nada es seguro. Pero puesto que no eres eterno, esfuérzate ahora en el Dharma.

 

Aunque han obtenido este cuerpo humano, no siguen el Dharma;

La pobre gente muere diciendo: “Las plegarias para última hora”.

Pero a última hora ellos encuentran un renacimiento desafortunado, y son terriblemente atormentados,

Como la gente que murió en la tierra de Takasila.

Hace mucho tiempo, en el pueblo de Saketa, que estaba en las afueras de Takasila, al cabeza de familia Balasena le nació un hijo que al nacer tenía en sus orejas pendientes de oro. Cuando estos fueron examinados, se consideró que se valor era el de diez millones de medidas de oro. Cuando llegó el tiempo de darle un nombre al niño, se le llamó “Abhijit2 nacido con pendientes”, porque había nacido bajo la constelación de Abhijit. Cuando el chico creció, el veía a su padre cultivar sus tierras, y entonces el decidió que en vez de ello, el iría a la mar. Sus padres intentaron disuadirle, pero fue inútil; y finalmente invitaron a quinientos marinos mercaderes, les ofrecieron un banquete, y el padre les dijo: “Este es mi hijo Abhijit. Llevadle con vosotros, y tratadle como si fuera vuestro propio hijo.” Los mercaderes estuvieron de acuerdo en esto, y el padre, sabiendo que los elefantes y los caballos eran difíciles de manejar y de alimentar, pero que los burros eran inteligentes y fáciles de mantener, le dio a su hijo dos burros, y le dijo: “Hijo, quédate con los mercaderes. No vayas al frente de ellos, ni tampoco te quedes rezagado, porque los bandoleros atacarán desde el frente, y los ladrones cobardes lo harán desde atrás.” El también le dio dos sirvientes, y les dijo que se quedaran con el chico. Cuando el chico se estaba marchado, la madre rompió a llorar. El muchacho le dijo: “Madre, ¿Estas mostrando un mal augurio solo porque me marcho?” La madre le dijo: “Hijo, no te enfades. Quien emplea palabras insultantes para con sus padres, incurre en una falta terrible. Tienes que arrepentirte de esto inmediatamente.” El joven se postró ante sus padres, y partió con los mercaderes marineros, que se hicieron a la mar, y eventualmente llegaron a la Isla de la Joya, en el mar, donde cogieron muchas piedras preciosas; y entonces navegaron hasta que alcanzaron la siguiente orilla.

Esa noche, Abhijit cogió a sus sirvientes y a los burros, y abandonó a los mercaderes. Primero envió a uno de los sirvientes para que vieran lo que estaban haciendo, y como los encontró dormidos, el también se acostó a su lado, y se quedó dormido. Entonces el chico envió al segundo sirviente para que viera que era lo que entretenía al primero de ellos, y encontrando que los mercaderes estaban empaquetando, y haciendo los preparativos para la partida, se fue con ellos. Eventualmente los mercaderes llegaron a su propio país, y cuando los padres del muchacho preguntaron qué había sido de él, algunos les dijeron que había ido a la cabeza, y otros que el joven se había quedado atrás. Los padres, después de haber tenido estas noticias, pusieron letreros en los templos y en las puertas de la ciudad: “Si nuestro hijo está vivo, que pueda volver a nosotros rápidamente; pero si está muerto, que pueda obtener un buen renacimiento.” Con gran pena, ellos lloraron hasta que perdieron la vista.

Cuando Abhijit se despertó a la mañana siguiente, solo encontró a los dos burros. Se montó en uno, y partió en busca de los mercaderes; pero el viento había borrado el rastro, y el burro siguió guiado por el olfato. Cuando la oscuridad se aproximaba, el chico lo azotó para que se apresurara. El burro llegó estar confuso, perdió el rastro del olor, y entró en un bosque. Viéndolo extenuado, con su lengua colgando, y dando tumbos a ciegas, en el joven surgió un pensamiento de compasión. Se posó, dejo al burro pastando, y siguió su camino a pie. Pronto llegó a un gran edificio de hierro, a la puerta del cual se sentaba un gran gigante negro, con los ojos rojos, y de imponente musculatura, que sostenía un garrote. El chico preguntó: “Señor, ¿Puedo beber un poco de agua aquí?” Pero aunque preguntó esto tres veces, no obtuvo respuesta, y entonces entró, y se sentó. Inmediatamente aparecieron allí ante él, cientos de miles de pretas que estaban negros como si hubieran sido chamuscados, y sus cuerpos no eran más que piel y hueso. Sus cabellos estaban enmarañados y despeinados, sus estómagos eran tan grandes como montañas, y sus bocas tan pequeñas como el ojo de una aguja. Ellos lloraban lastimeramente, y pedían: “¡Danos agua! Estamos muriendo de sed.” El chico dijo: “Yo mismo estoy sediento, y buscando agua. ¿Cómo puedo yo daros algo que beber?” Los pretas dijeron: “Durante doce años no hemos oído ni tan siquiera la palabra “agua”. El muchacho preguntó: “¿Quiénes sois vosotros, y debido a qué acciones habéis obtenido un renacimiento como este?” Los pretas dijeron:” ¡Ay! Hemos obtenido este renacimiento porque nosotros hemos llegado a enfadarnos con los demás, y a insultarles. Nosotros nunca practicamos la caridad, y ahora estamos encadenados por nuestra codicia.” Cuando el joven se marchó, el gigante con la estaca desapareció, y los pretas gritaron tras él: “Cuando nosotros éramos jóvenes y fuertes, éramos arrogantes, y codiciábamos la riqueza y la prosperidad. Nunca practicamos la virtud, y por esta razón hemos nacido como fantasmas hambrientos, y tenemos que padecer esta tortura.”

Siguiendo su camino, el joven llegó a un hermoso castillo, frente al cual estaba sentado un joven de hermosa apariencia, entreteniéndose en juegos amorosos con cuatro bellísimas diosas. Ellos invitaron al muchacho a entrar en el castillo, le dieron comida y bebida, y le dijeron que él podía pasar la noche allí, pero que tenía que marchar tan pronto como el Sol saliera. Cuando llegó el alba, el castillo y las diosas desaparecieron, y en su lugar aparecieron cuatro perros negros que atacaron al hermoso joven, le desgarraban su cuerpo en pedazos, y se comían su carne. Cuando el Sol se puso de nuevo, reaparecieron el castillo y las cuatro diosas. Entonces el hermoso joven le dijo al muchacho: “Yo fui un carnicero en la ciudad de Takasila. Todos los días yo mataba una oveja, y un día el Noble Kaundinya vino y me dijo que no cometiera esa falta, pero yo no lo escuché. Un día el Noble Kaundinya me preguntó que si yo mataba la oveja durante el día, o durante la noche. Cuando yo le dije que las mataba durante el día, el dijo: “Entonces observa los preceptos durante la noche.” Y me dio el voto para los preceptos durante la noche. Debido a que yo observé los preceptos durante la noche, pero maté durante el día, este es el resultado. Por la noche yo vivo en el deleite, pero durante el día tengo que padecer la agonía.”

Entonces se quedó pensando un momento, y dijo: “Cuando vuelvas a Takasila, ve a encontrarte con mi hijo, que también es carnicero. Dile que su padre dice que él no debiera de cometer más la falta de matar, y que bajo el suelo del lugar en el que él mata la oveja, hay una vasija de oro. Tiene que desenterrarla y utilizarla para cubrir sus necesidades, y de cuando en cuando, ha de hacer ofrendas de comida al Noble Kaundinya en mi nombre, y decir plegarias por mí.”

Siguiendo su camino, el muchacho llegó a un hermoso palacio, en el cual vivía un hombre y una diosa. Ellos le dieron comida y bebida, y le dijeron: “Puedes quedarte aquí durante el día, pero no a la noche.” Cuando se puso el Sol, y las sombras cayeron, el palacio desapareció; y la diosa se convirtió en una serpiente que entraba en el cuerpo del hombre por el ano, subía royendo a través de los siete chakras de su cuerpo, y entraba en su cabeza, cuyo cerebro se comía hasta la salida del Sol. Entonces el palacio y la diosa volvía a aparecer, y todo era como antes. El hombre le dijo al muchacho: “Yo era un Brahmín en la ciudad de Takasila, que era muy indulgente en cuanto a la conducta sexual. El Noble Kaundinya, incapaz de hacerme abandonar este tipo de actividad, me persuadió para que practicara los preceptos durante el día; y yo los observaba hasta la caída de la oscuridad, pero a la noche yo volvía a caer en el libertinaje. El resultado es que ahora experimento paz y alegría durante el día, pero sufro una terrible agonía durante la noche. Por favor, ve a ver a mi hijo cuando retornes a Takasila. El también es un libertino. Dile que su padre dice que tiene que dejar de actuar así, y que bajo la piedra angular hay un recipiente con oro con el que podrá mantenerse. De cuando en cuando, debería de dar limosna al Noble Kaundinya, en mi nombre, y rogar por mí.”

Siguiendo su camino, el muchacho llegó a una casa muy bonita en la que vivía una hermosa mujer que tenía a cuatro pretas atados a las patas de una mesa. La mujer le dio al joven comida y bebida, y entonces salió, advirtiéndole de que no les diera nada a los pretas. Los pretas mendigaron lastimosamente, y el chico les dio comida; pero a uno de los pretas la comida se le volvió una pila de polvo, para otro una bola de hierro. Uno de ellos comió la carne de su propia mano, y la comida que le dio al cuarto, se volvió sangre. Cuando la mujer volvió, le preguntó al joven que por qué había alimentado a los pretas; y entonces le dijo quienes fueron, diciendo: “Esos eran mi marido, mi hijo, mi nuera, y una sirviente. Yo era la esposa de un Brahmín en la ciudad de Takasila, y en cierta ocasión, cuando yo estaba preparando una fiesta, el Noble Kaundinya acertó a pasar por allí, y yo le ofrecí los mejores trozos de comida. Esto enfureció a mi marido quien me gritó que la mejor comida debería de ser para los brahmines, y que la comida no había sido preparada para mendigos con la cabeza afeitada. El añadió que en lo que a él concernía, ellos podían comer polvo. Mi hijo dijo que a él le gustaría verlos comiendo bolas de hierro. Debido a que yo envié regalos y comida de la fiesta para los Hermanos Budistas, mi nuera se enfadó, comió la mejor comida, y me dejó para mí la peor. Cuando le pregunté si había hecho eso, me dijo:” ¡Si lo hago, que pueda comer mi propia carne!” Cuando envié a la sirviente a llevar la comida a los Hermanos Budistas, ella comió la comida durante el trayecto, y solo llevó las sobras y las raspaduras para los monjes. Yo oí hablar de esto, y cuando le pregunté, me dijo: “¡Si es verdad que hice eso, que pueda beber sangre!” Entonces yo les dije a todos ellos que yo esperaba que les maduraran el fruto de sus acciones. Esta fue una aspiración incorrecta, y debido a ello es por lo que he nacido como la vigilante de estos pretas, en vez de entre los Dioses de los Treinta y Tres. Cuando retornes a Takasila encontrarás a mi hija, que vive vendiendo su propio cuerpo. Dile que su madre quiere que deje esa actividad, y que bajo la vieja casa de su padre, hay ocho cacerolas de hierro llenas de oro, de las cuales ella debería de coger para ir viviendo; y que de cuando en cuando, debería de ofrecerle comida al Noble Kaundinya en mi nombre, y rezar por mí.”

Abhijit anduvo errante por allí durante doce años más, hasta que una vez retornó de nuevo a la casa de los pretas. La mujer le preguntó si ahora quería retornar a Takasila, y cuando él dijo que si, la mujer les dijo a los pretas que lo llevaran a un parque cerca de la ciudad, y que retornaran inmediatamente. Mientras él dormía, los pretas lo llevaron allí en un segundo. Cuando se despertó, encontró el cartel que sus padres habían escrito, y supo que ellos pensaban que estaba muerto y desaparecido. Decidió hacerse monje, e ir al Noble Kaundinya, quien le dijo que lo primero era cumplir con los encargos de la gente, y visitar a sus padres; y que entonces podría hacerse monje.

Entonces él fue al hijo del carnicero y a los otros, quienes encontrando los tesoros enterrados, tuvieron fe, y comenzaron a practicar la virtud. Entonces, yendo a sus padres, se postró ante ellos, y dijo: “Padre y Madre, dejad que vuestras mentes descansen. Yo he vuelto a la vida.” Conociendo a su hijo por su voz, lo abrazaron y sollozaron, y sus lágrimas lavaron la película de sus ojos, y pudieron ver. Cuando el hijo les contó que deseaba hacerse monje, ellos le pidieron que esperara hasta que ellos murieran. Gracias al escuchar el Dharma del Noble Kaundinya, los padres vieron la Verdad, y el joven llegó a ser Uno Que No Retorna Más. Cuando los padres murieron, se hizo un monje bajo Kaundinya, y por medio del esfuerzo en la meditación, alcanzó el estado de un Arhat.

Moraleja: Haz aspiraciones para la vida futura, y crea virtud en esta de forma constante y persistente.

 

Aquellos que no tienen devoción hacia el Noble Dharma,

Y que desvergonzadamente se atarean solo en las cosas de esta vida,

Finalmente llegarán a arrepentirse, y a ser despreciados por muchos.

Como en la historia del mago negro de Birala. (62)

En tiempos remotos, en lugar llamado Birala, había un mago negro llamado Tapasya, que tenía una sirviente muy piadosa que le hacía todas las labores de la casa, y también las de la hacienda; pero el mago era muy cruel para con ella, la insultaba; de forma que un buen día ella se fue corriendo, y se hizo monja. Entonces el mago tenía que hacer el solo todo el trabajo, y la gente se reía de él.

Moraleja: Porque el hablar de forma insultante y cruel te causará sufrimiento a ti, y hará que los demás te critiquen, es mejor utilizar la amabilidad, e intentar entender la diferencia entre virtud, y no virtud.

 

Si tú tienes riqueza, y no es usada para la caridad y la virtud,

Sino que la utilizas para dañar y enfrentarte a otros,

Llegarás a ser degenerado, y a estar atormentado.

Como en la historia de “Repulsivo”, en la ciudad de Sumara. (73)

Hace mucho tiempo, a un cabeza de familia rico de la ciudad de Sumara, le nació un hijo que era ciego, y cuya forma era horrible. Los padres sintieron aversión hacia el niño, y una noche lo cogieron, y lo abandonaron. A la mañana siguiente temprano, el Buda pasó por ahí, y cuando ya mucha gente se había reunido, el Señor le dijo al bebé: “Hijo, ¿No eres tú “Repulsivo”?” A través del poder del Buda el niño recordó sus nacimientos anteriores, y dijo: “Si, Señor; yo fui Repulsivo, sin duda.”

Cuando Ananda preguntó acerca de esto, el Buda dijo: “En tiempos remotos, este bebé fue un rey, de nombre Repulsivo. Siempre que él y su harem salían, todo el mundo tenía que cerrar las puertas de sus casas, y echar las cortinas sobre las ventanas, y si alguien era cogido mirando, le eran sacados los ojos. Por esta razón había tanta gente ciega en ese país. Un día, cuando el rey y sus mujeres estaban en un lugar muy remoto, se encontraron con un Realizador Solitario, y la fe surgió en las mujeres del harem. Esto encolerizó al rey, que hizo sacar los ojos del Realizador Solitario; pero el Noble, lleno de compasión hacia el rey, se elevó en el cielo, y de su cuerpo flameaba fuego, y también manifestó otras diversas maravillas. Viendo esto, el rey se arrepintió, y confesó su falta; pero debido al fruto de sus acción, el nació ciego muchas veces, y soportó un terrible sufrimiento durante quinientas vidas. Entonces, después de esto, renació quinientas veces como un preta, como un animal ciego, como un hombre ciego, y experimentó penosos sufrimientos. Ahora, al final del presente kalpa, y después de que aún infinitos Kalpas hayan pasado, el Buda Cittabhadra3 vendrá a este mundo, y entonces este niño renacerá como un lisiado, llegará a ser un monje bajo ese Buda, y rápidamente logrará los frutos de un Arhat. Sin embargo, debido al fruto de ese acto, un cuervo le sacará los ojos. En ese momento, todos sus sufrimientos llegarán a su fin.

 

También, en un cierto país, había una mujer extraordinariamente codiciosa que nunca daba nada en caridad. Un día, cuando un Realizador Solitario llegó a pedir limosna, la mujer se enfadó, y dijo: “Tienes una boca como un perro, y tu cabello parece una crin de caballo. La gente como tú, no sois un campo para las ofrendas.” La mujer murió inmediatamente, y nació en un lugar cercano como un preta que se alimentaba de inmundicias, que fue visto por mucha gente, y que sufría terriblemente.

También, en la ciudad de Sumara, había un hombre que tenía una mujer que era muy fea y regañona. Un día, cuando un noble monje llegó a mendigar limosnas, la mujer se las negó; el monje pidió una y otra vez, y la mujer le dio un minúsculo trozo de pan, el cual el monje, por medio de sus poderes supra normales hizo mayor. Viendo esto, la mujer se lo volvió a quitar, y cuando el monje lo mendigaba de nuevo, la mujer dijo: “Primero convierte tus ojos en cristal.” Y el monje hizo esto. Entonces la mujer le dijo que se transformara en la forma de su hijo mayor. Cuando el monje hizo esto, ella le dijo que partiera su cuerpo en dos partes. El monje dividió su cuerpo. Entonces la sirviente de la mujer le dijo: “Señora, por esto que acabas de hacer, nosotras vamos con toda certeza a morir. Este hombre santo era un amigo de la juventud del rey, y fue anteriormente el maestro de la reina. Si alguien daña de cualquier forma a los monjes, como castigo se les corta las manos. ¿Cuál supone usted que será el castigo por dividir el cuerpo de este monje?”

Esto aterrorizó a la mujer, y dijo: “Lo enterraré.” Pero cuando ella escavó un hoyo y puso dentro el cuerpo partido, el volvió a salir a la superficie de nuevo, y ella fue incapaz de moverlo. Entonces ella le oró al santo, y cambió su codicia por generosidad y devoción,

Moraleja: No seas codicioso. No hagas daño a los demás. Esfuérzate en los actos virtuosos.

 

Si debido a la envidia, uno hace daño a un amigo,

Uno sufrirá mucho en esta vida,

Y también será atormentado en una vida futura.

Como le pasó al hijo del Brahmín llamado Zorro. (75)

Hace mucho tiempo, el hijo de un rey que se llamaba Juventud; y el hijo de un Brahmín, que se llamaba Zorro, iban juntos a la escuela. El príncipe estudiaba mucho y aprendía bien, pero el hijo del Brahmín era perezoso, no quería estudiar, se quedaba atrás, y entonces surgió en él la envidia. Cuando estaban volviendo para casa, y el príncipe se sintió cansado, se acostó al pie de un árbol, y se quedó dormido, el hijo del Brahmín ató su pelo al árbol, y lo mató. Como el príncipe estaba muriendo, dijo: “Escribe la palabra “Asmarashiga”, y llévala contigo.” El hijo del Brahmín hizo eso, y volvió para su casa.

Un día, cuando el rey estaba buscando en las cosas del hijo del Brahmín, encontró la nota, y se la mostró a muchos de sus brahmines preguntándoles si ellos sabían qué significaba, pero ninguno de ellos pudo entenderlo. Entonces el rey les dijo: “Encontrad su significado. Si no lo hacéis, os ejecutaré.” Aterrorizado, uno de los brahmines salió corriendo y trepó a un árbol. Durante la noche los hijos del aishigi estaban hambrientos y lloraban; su madre les dijo: “No lloréis. Dentro de un mes, serán matados muchos brahmines, entonces tendréis toda la sangre que queráis para beber.” Cuando los chicos preguntaron por qué iban a ser matados los brahmines, la madre les dijo: “Porque no saben lo que significa la palabra Asmarashiga” Los hijos preguntaron: “¿Qué significa?” La madre les dijo:”Significa: Querido padre, debido a la envidia mi querido amigo ató mi cabello a un árbol en un lugar apartado, y me asesinó.”

Cuando el Brahmín oyó esto, rápidamente volvió al rey, y le contó lo que había oído; y así salvó las vidas de los brahmines. Zorro, el hijo del Brahmín, fue ejecutado.

Moraleja: Nunca sientas envidia del conocimiento de otros, y esfuérzate tú hasta el límite en la práctica del Dharma.

 

Las anteriores leyendas ilustran la acción y sus frutos. Vemos que deberíamos de honrar a nuestros mayores, ser compasivos para con aquellos que están por debajo de nosotros, y hacer todos los esfuerzos para eliminar toda falta y crear toda virtud, beneficiándonos de este modo nosotros y los demás. El que incluso los animales son capaces de hacer esto, queda claro a partir de la siguiente historia:

En tiempos remotos, hubo un rey de Benarés, de nombre Donador Puro, que gobernaba de acuerdo al Dharma. En aquel tiempo, en un bosque de su reino vivía un gallo, una liebre, un mono, y un elefante que vivían juntos en amistad, y que hablaban el lenguaje de los humanos. Un día, ellos tuvieron una discusión, y decían: “Como no sabemos quién es el mayor, ¿Cómo podemos saber a quién honrar? ¿Cuál de nosotros debiera de ser el líder?” El elefante dijo: “Cuando yo era un niño, este árbol de Nyagrodha era tan alto como yo soy ahora.” El mono dijo: “Cuando yo era un niño, era tan pequeños como yo soy ahora.” La liebre dijo: “Cuando yo era un niño, solo tenía tres dedos de alto, y tenía solo dos hojas en las que yo bebía el rocío que en ellas había.” El gallo dijo: “Este árbol creció a partir de una semilla que había en mis deposiciones.” Entonces ellos supieron quién era el de mayor edad, y el elefante honró al mono, ambos honraron a la liebre, y todos ellos honraron al gallo. Todos ellos observaban los preceptos, no matando, etc, y en ese país nunca hubo enfermedad, ni sequía, y todos los seres vivían en paz. El rey de ese país pensaba que este estado de paz y de bienestar era el resultado de su propia rectitud, pero un día oyó decir a un rishi que estaba dotado de poderes supra normales, que era debido a la rectitud de los cuatro animales. A partir de entonces, el rey y muchos de sus súbditos abandonaron las cinco faltas: el quitar la vida, el robar, el adulterio, el mentir, y el tomar intoxicantes. Puesto que ellos llevaban vidas de pureza, los tiempos fueron buenos, y los seres vivían en paz. Cuando esas personas pasaron más allá de esta existencia, renacieron en el reino de los Dioses de los Treinta y Tres.

De acuerdo con la vida del Buda titulada KalpaurksaShastra, nuestro Maestro, el Iluminado, fue ese gallo; Shariputra fue la liebre; Maudgalyayana fue el mono, y Ananda fue el elefante.

¡Que por la virtud de haber escrito la Joya Ornamento, que es un comentario a Una Gota de Alimento, podamos yo, y todos los seres comprender el Dharma correctamente, y las formas del mundo! ¡Que por medio de la acción correcta podamos vivir con alegría y paz, y que finalmente logremos la Suprema Iluminación de un Buda!

 

Mangalam.

Traducido al mongol por un traductor desconocido.

Ambos textos, Una Gota de Alimento para el Pueblo, y su comentario la Joya Ornamento, fueron traducidas al inglés desde el mongol por el Dr. Stanley Frye.

 

Trad. al castellano por el ignorante y falto de devoción upasaka Losang Gyatso.

 

1 Un arbusto medicinal, cuya fruta se considera muy preciada en la medicina tradicional india y tibetana.

2 Abhijit significa “Constelación querida de Hari”. Es un nombre masculino que se corresponde con la estrella Vega, de la constelación de Lira.

3 Beneficio para la Mente.